Este año ha sido muy diferente, nada de comunicados ni mails ni anuncios, quien quiera ya sabe cómo encontrarme y liberada de las presiones de cada curso (¿quién seguirá? ¿me llamarán o no?) me ha sorprendido la cantidad de mujeres que vuelven a interesante por esta mágica danza como mi maestro Shokry Mohamed la llamaba.
Al final cada mujer tiene su momento de aprender o de conectar con la danza y ese momento lo decide el alma de forma libre sin que le afecten demasiado las publicidades y los anuncios.
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